Usar un traje espacial en la Luna o Marte siempre será como hacer ejercicio contra una fuerte resistencia. Esto se debe a que la presurización que mantiene a los astronautas vivos y respirando también hace que cada movimiento sea una tarea ardua. Pero ¿y si una capa extra de “músculo” pudiera ayudar?
Un equipo de la Universidad de Bristol ha desarrollado un prototipo de “exotraje” diseñado para usarse debajo de un traje espacial tradicional, prometiendo movimientos más fáciles y reducción de la fatiga para futuros exploradores lunares o marcianos. El traje, elaborado por el propio Emanuele Pulvirenti, presenta músculos artificiales tejidos en dos capas: una capa exterior de nailon y una capa interior de termoplástico para mayor estanqueidad. Kevlar proporciona resistencia adicional en las rodilleras y la cintura.
Este no es el primer intento de construir un traje espacial auxiliar. La NASA desarrolló el exoesqueleto robótico X1 al estilo “Iron Man” hace más de una década, mientras que Sarcos creó el exoesqueleto XOS alrededor de 2007 con financiación de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA). Mientras que los diseños anteriores se centraban en la fuerza y la potencia brutas, Pulvirenti se inspiró en las habilidades de sastrería de su abuela y trabajó con colegas del Vivo Hub de Bristol para centrarse en la flexibilidad y la ligereza.
Para probar su potencial en condiciones del mundo real, el exotraje realizó una especie de “misión lunar” el mes pasado. Cuatro astronautas analógicos entrenaron durante dos semanas en CRATER (Terreno analógico cubierto de regolito para investigación experimental), la instalación de simulación lunar más grande de Australia. Sometieron el traje a rigurosas pruebas que implicaban caminar, escalar y transportar equipo en un entorno que replica los desafíos del terreno lunar y las condiciones de iluminación.
Esta misión analógica, sin embargo, no fue sólo un asunto local. CRATER se integró en “El análogo más grande del mundo”, una colaboración global que involucra a más de 200 científicos de 25 países vinculados a un centro de control de misión en Austria.
Los investigadores están presionando para que se adopten normas más rigurosas en misiones analógicas como ésta, haciendo hincapié en la formación formalizada, los requisitos de publicación y una investigación científica más amplia que nunca. Este enfoque en el profesionalismo tiene como objetivo elevar el valor de estas simulaciones a medida que nos acercamos cada vez más a los alunizajes humanos reales.
El traje aún se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo. Pulvirenti considera que potencialmente se someterá a más pruebas en la Estación Espacial Internacional antes de su desmantelamiento a fines de 2030. Pero sus ambiciones se extienden más allá de la exploración espacial. Él imagina una versión adaptable para el uso diario, que ayude a las personas con problemas de movilidad y a quienes se someten a rehabilitación física al cambiar entre los modos de asistencia y resistencia según sea necesario.












































