Un agujero negro supermasivo ha desatado la llamarada más brillante jamás observada, irradiando la energía equivalente a 10 billones de soles. Este evento sin precedentes, que se originó en una galaxia a 10 mil millones de años luz de distancia, ofrece una rara visión de la física extrema que gobierna estos gigantes cósmicos. La llamarada fue detectada por primera vez en 2018 por Zwicky Transient Facility y Catalina Real-Time Transient Survey, aumentando rápidamente su brillo en un factor de 40 antes de alcanzar un máximo de una magnitud 30 veces más fuerte que cualquier explosión de agujero negro registrada anteriormente.

La anatomía de una llamarada cósmica

Se cree que el evento es un evento de perturbación de marea (TDE), donde la inmensa gravedad de un agujero negro destroza violentamente una estrella que se acerca. Se estima que el agujero negro en sí tiene 500 millones de veces la masa de nuestro sol, mientras que la desafortunada estrella consumida en este espectáculo era al menos 30 veces más masiva que la nuestra. A medida que los escombros estelares giran en espiral hacia adentro, se calientan a temperaturas extremas y emiten una explosión cegadora de energía antes de ser tragados por el agujero negro.

Por qué esto es importante

Este descubrimiento no se trata sólo de una llamarada que batió récords; desafía los modelos existentes de comportamiento de los agujeros negros. La mayoría de los TDE ocurren alrededor de agujeros negros relativamente inactivos, pero este se originó a partir de un núcleo galáctico activo (AGN), un agujero negro que ya se alimenta activamente de la materia circundante. El brillo continuo de un AGN normalmente oscurece las llamaradas, lo que hace que la detección de este evento sea aún más notable. El hecho de que fuera visible a pesar del brillo del AGN sugiere que muchas más llamaradas poderosas pueden estar pasando desapercibidas.

La estrella rara

El tamaño de la estrella consumida es otra anomalía. Las estrellas con una masa 30 veces mayor que la del Sol son extremadamente raras. Los investigadores proponen que la estrella pudo haber crecido anormalmente al acumular materia del disco galáctico circundante. Este proceso, aunque poco común, podría explicar la masa inusual de la estrella y la intensidad resultante de la llamarada.

Confirmación y futuros descubrimientos

La autenticidad de la llamarada se confirmó mediante observaciones de seguimiento, incluidos datos de la misión WISE de la NASA. Los investigadores descartaron explicaciones alternativas, como supernovas o lentes gravitacionales, al analizar la firma espectral de la llamarada. El evento fue visible en luz visible e infrarroja, pero no en rayos X, ondas de radio o neutrinos, lo que confirma aún más su origen como TDE.

El descubrimiento marca una nueva era en la investigación de los agujeros negros. Los próximos estudios del cielo, como los del Observatorio Vera C. Rubin, probablemente descubrirán muchas más llamaradas de gran tamaño, proporcionando información sin precedentes sobre los procesos violentos que gobiernan estos motores cósmicos. El evento ofrece una oportunidad única para estudiar la física extrema de la acreción de agujeros negros y el destino de las estrellas que se aventuran demasiado cerca de sus horizontes de eventos.

Esta llamarada sin precedentes sirve como un claro recordatorio del poder bruto del universo y los misterios en curso que esperan ser descubiertos.