Las noticias espaciales de esta semana son una mezcla de vagabundos celestiales, historia cósmica y un futuro potencialmente sombrío pero distante. Los astrónomos han estado rastreando dos cometas intrigantes: el alguna vez misterioso visitante interestelar 3I/ATLAS y el recién llegado C/2025 V1 (Borisov), que algunos de los primeros observadores compararon con una “tetera cósmica” gigante.

Si bien los orígenes de 3I/ATLAS todavía están envueltos en polvo cósmico, los científicos han desacreditado en su mayoría la idea de que se trata de una sonda extraterrestre. Mientras tanto, C/2025 V1 (Borisov) no proviene del espacio interestelar como su predecesor, pero su cola inusual y su alta excentricidad lo convierten en un objeto cautivador.

Mirando más allá de los cuerpos celestes individuales, los estudios a gran escala que utilizan telescopios como Euclid y Herschel pintan un panorama más aleccionador. Estos poderosos instrumentos revelan que la formación de estrellas en todo el universo ya ha alcanzado su punto máximo, lo que marca una disminución en el dinamismo cósmico. Esto no significa que estemos ante un apocalipsis inmediato; más bien, sugiere que el universo se está enfriando gradualmente y pasando a un estado más tranquilo.

A pesar de este futuro potencialmente “apagado” dentro de miles de millones de años, los científicos continúan explorando y estudiando nuestro cosmos dinámico. Ya sea desentrañando los secretos de cometas distantes o cartografiando el gran tapiz de la evolución galáctica, la exploración espacial ofrece un flujo constante de descubrimientos fascinantes y preguntas que invitan a la reflexión.